2.1. Oraciones coordinadas

Según hemos dicho con anterioridad, las coordinadas son oraciones compuestas en las que ninguna de las proposiciones u oraciones que la componen funciona como un constituyente de la otra. El Esbozo diferencia los siguientes tipos de coordinadas: 

2.1.1. Coordinación copulativa

Son aquellas en que las oraciones aparecen como sumas de unas y otras, sin que se produzca en ellas una contraposición de pareceres o ideas. Hemos ido de vacaciones a Canarias y nos hemos divertido mucho. Las conjunciones empleadas son y, e, ni. Juan se levantó e hizo la cena Juan no quiere comer ni dormir.
  
Aunque sean formalmente coordinadas, el Esbozo señala que a veces pueden adquirir otros valores significativos. Así, podemos encontrarnos ante oraciones formalmente coordinadas con significado consecutivo (He estudiado mucho y he aprobado el examen), o bien con sentido adversativo, cuando una de las oraciones es negativa: Eres muy lista y no me engañarás; Muchos no han aprobado el examen y era facilísimo. 

2.1.2. Coordinación distributiva

En este tipo de oraciones compuestas se suceden distintas oraciones que alternan conceptos, ideas, expresiones lógicas, temporales o de cualquier otro tipo. Van unidas mediante elementos correlativos que se repiten, como ya…ya, unas veces…otras veces, que…que…, ora…ora…, cual..cual…, etc. P e.j. Unas veces trabaja, otras vaguea; Unas veces estornuda, otras veces tose; El autónomo siempre trabaja, ya esté sano, ya esté enfermo. Estas oraciones poseen en muchas ocasiones un sentido concesivo, como en el último de los ejemplos propuestos. 

2.1.3. Coordinación disyuntiva

Las oraciones disyuntivas se caracterizan por presentar opciones que son contradictorias entre sí, de manera que la elección de una excluye a la otra. Las conjunciones empleadas en la disyunción son o y su variante u. ¿Nos quedamos en casa o salimos de fiesta? A veces estas conjunciones no adquieren un valor disyuntivo, sino declarativo. P.ej.: Las lenguas latinas o romances son difíciles de aprender

2.1.4. Cooridinación adversativa 

 Se oponen dos juicios de cualidad lógica contraria. Las conjunciones empleadas son pero, mas y sino (que). El Esbozo también incluye otras como sin embargo, empero (hoy casi en desuso), no obstante o aunque. Esta última la trataremos en el estudio de la subordinación circunstancial concesiva. Sin embargo y no obstante tienden a considerarse actualmente como marcadores discursivos. Dependiendo de la conjunción empleada, se distinguen dos tipos de adversativas: 

a. Parciales. Se emplean las conjunciones pero y mas (esta última de sabor arcaizante o literario). Expresan una corrección o restricción de lo dicho en la otra oración, pero no la invalida. Parece desagradable, pero es muy simpático. 

b. Totales. Se emplea la conjunción sino, y la primera oración aparece negada. En estas adversativas se produce una incompatibilidad entre ambas oraciones. No fuimos a Valencia, sino que fuimos a Valladolid. 

2.1.5. Coordinación explicativa.  

Las oraciones vienen unidas por expresiones del tipo esto es, o sea, es decir, etc. Con ellas se intenta aclarar algo que no ha quedado suficientemente claro o que se pretende explicar desde otra perspectiva. La clave del liderazgo es la empatía, es decir, saber ponerte en el lugar del otro. El Esbozo no incluye este tipo entre la coordinación. Nosotros las incluimos porque en muchos libros de texto aparece como uno de los tipos de coordinadas. Actualmente se considera que los nexos antes mencionados son conectores textuales y la relación entre las oraciones es de yuxtaposición.

2.2. La Yuxtaposición

La yuxtaposición consiste en la unión de dos o más oraciones mediante la entonación y las pausas, plasmadas en la escritura mediante signos de puntuación. P. ej.: La niña baila, el niño zapatea. Por tanto, carece de los nexos propios de la coordinación o de la subordinación.

Las oraciones unidas mediante yuxtaposición pueden ser independientes entre sí, como la del ejemplo anterior. Sin embargo, ya en el Esbozo se señala que es frecuente que, a pesar de carecer de elementos de enlace las oraciones yuxtapuestas mantengan relaciones gramaticales propias de la coordinación o de la subordinación.  P ej.:

Yolanda tiene poco dinero; no tiene trabajo (relación causal).

Jacinto no ha salido de casa; saldrá mañana (relación adversativa).

Por tanto, los límites entre yuxtaposición, coordinación y subordinación son en muchas ocasiones difusos.

1.3. Problemas de clasificación

Esta clasificación rápida que hemos esbozado, y ampliaremos en sucesivos puntos, ha sido objeto de revisión en las últimas décadas. Aquí solo mostraremos algunos ejemplos a modo de justificación de la doble clasificación que desarrollaremos en los siguientes apartados.

Las fronteras entre la coordinación, la yuxtaposición y la subordinación se han diluido o han sido reevaluadas. Por ejemplo, las oraciones explicativas tienden a incluirse como una forma de yuxtaposición, ya que las partículas que las une (esto es, o sea, es decir, etc.), se consideran conectores textuales y no conjunciones. Igualmente, muchos autores no consideran las distributivas como una forma de coordinación, ya que carecen de conjunciones específicas, sino de yuxtaposición. Dentro de las yuxtapuestas, algunas se incluyen en el grupo de las subordinadas. Por ejemplo, una oración como Siempre sale a la calle, llueva o truene, aunque es formalmente yuxtapuesta, posee un valor concesivo (Siempre sale a la calle, aunque llueva o truene). Pero las que mayor controversia han causado han sido las subordinadas, especialmente las adverbiales, hasta el punto de que su existencia ha sido puesta en duda. En primer lugar, porque muchas de ellas no cumplen la función de complemento circunstancial, bien por cumplir otra función, bien porque en realidad modifican a la denominada tradicionalmente oración principal. Por ejemplo, en He dado clase, para que te enteres, la subordinada final no funciona como CCFinalidad de la oración principal, sino que explica la razón por la que se ha dicho la oración principal. Si omitimos la coma, (Te) He dado clase para que te enteres, la subordinada sí funcionaría como CCT. Esto provoca que muchos autores acuñen términos como el de oraciones interordinadas o bipolares.

Por otra parte, muchas de las oraciones consideradas tradicionalmente de lugar, tiempo y modo, y que vienen encabezadas por relativos de lugar, tiempo y modo, hoy se consideran subordinadas relativas. P ej. Me lo encontré bajo el árbol donde los pájaros construían su nido. Asimismo, las relativas sin antecedente expreso (como Quien mal te quiere, te hará llorar) se consideran actualmente subordinadas sustantivas. También las comparativas y consecutivas han sido objeto de reanálisis, como veremos en su momento. En definitiva, y sin adentrarnos en más ejemplos, la situación es bastante confusa. Por esa razón, muchos profesores de lengua y en algunos manuales de texto se sigue empleando la clasificación tradicional. En los siguientes apartados resumiremos, en primer lugar, una clasificación tradicional, fijándonos especialmente en el Esbozo. Posteriormente, analizaremos esta clasificación desde otros postulados.

1.2. Clasificación de la oración compuesta

En cuanto a su clasificación, las oraciones compuestas se han dividido tradicionalmente en tres grupos: coordinadas, yuxtapuestas y subordinadas. Esta es la clasificación que recoge, por ejemplo, el Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, de la RAE (1973). "La diferencia esencial entre la coordinación y la subordinación puede resumirse del modo siguiente: las oraciones coordinadas se enlazan en el período y expresan relaciones variadas entre sí; pero no se funden hasta el punto de que una de ellas pase a ser elemento sintáctico de otra" [RAE, Esbozo, 505]. Sin embargo, algunas de las oraciones que se incluían en algunos de esos grupos han sido objeto de reevaluación.

1.2.1.    Coordinadas
En principio, las oraciones coordinadas son aquellas compuestas por dos o más oraciones simples unidas por conjunciones coordinadas (y, e, ni pero, sino, o, etc.) en la que ninguna de ellas funciona como un constituyente de la otra; es decir, ninguna de esas oraciones cumple una función sintáctica (CD, CI, CC, etc.) dentro de la otra. Por ejemplo, en Jacinto canta y Yolanda baila, ninguna de las dos oraciones subrayadas cumple una función sintáctica en le otra. A su vez, las coordinadas se han dividido tradicionalmente en los siguientes tipos:

a.  Copulativas. Unen dos oraciones con las conjunciones y, e, ni. P. ej.:  Juan no canta ni baila.

b.  Adversativas. Contraponen dos ideas o conceptos. Emplean las conjunciones pero, sino y mas. P. ej.: Juan es muy listo, pero no estudia lo suficiente. 

c.  Disyuntivas. Expresa una alternancia o elección. Se emplean las conjunciones o, u. P. ej.: ¿Quieres carne o prefieres pescado?

d.  Distributivas. Las dos oraciones se unen mediante elementos correlativos, como unos…otros…, ya…ya…, bien…bien…). P. ej.: Unos juegan al fútbol, otros pasean por el parque.   

e.  Explicativas. Una de las oraciones explica algo que no ha quedado suficientemente claro en la anterior. Para su unión se emplean elementos como esto es, o sea, es decir, etc. P ej.: Tenemos que ganar el partido, esto es, tenemos que jugar mejor que nunca.

1.2.2.    Yuxtapuestas
En las yuxtapuestas sucede lo mismo, pero carecen de conjunción o cualquier otro nexo. Van unidas por la entonación, que en la escritura se plasma con un signo ortográfico. P ej.: Llegué, vi, vencí. 

1.2.3.    Subordinadas
En cambio, en las subordinadas una de las oraciones sí funciona como constituyente de la otra. Así, en Ruego que me mande los documentos, el segmento subrayado cumpliría el oficio de CD respecto del verbo “Ruego”. A su vez, las subordinadas se dividen en tres grupos:

1.    Subordinadas sustantivas. 
Cumplen funciones análogas a las del sustantivo y, por tanto, pueden cumplir cualquier función que cumple en la oración un sustantivo o un sintagma nominal, bien directamente, bien como término de preposición. P ej.:
Me encanta que me regales libros. La oración subordinada funciona como sujeto y no va precedida de preposición.
Le pregunté a quién le había dejado su coche. El segmento subrayado es una subordinada sustantiva que funciona como término de preposición y funciona como CI. 

2.    Subordinadas relativas o adjetivas.  
Cumplen funciones análogas al adjetivo (de ahí su nombre de adjetivas); es decir, como complemento del nombre. Utilizan como nexos subordinadores las partículas relativas o los grupos sintácticos de los que forman parte. P ej.:
El chico que lleva el jersey azul es el novio de Yolanda. El segmento subrayado es la subordinada, que funciona como CN, y se une directamente al núcleo del SN.
El lugar de donde vengo es muy hermoso. El relativo funciona como término de un SPrep y funciona, igualmente, como CN. 

3.    Subordinadas circunstanciales o adverbiales. 
Las subordinadas cumplen mayoritariamente la función de CC o las propias del adverbio, de ahí que reciban tal denominación. Se suelen distinguir varios tipos que se dividen en dos grupos:

a.    Las subordinadas adverbiales propias. 
Son las de lugar, tiempo y modo. Funcionarían como CC de lugar, tiempo y modo y se pueden sustituir directamente por un adverbio. P ej.:

Vivía donde tu tía (Vivía allí). De lugar
Nació cuando se hundió la bolsa (Nació entonces). De lugar.
Traga como si no hubiera un mañana (Traga así). De modo.

b.    Las subordinadas circunstanciales impropias. 
No se pueden sustituir (al menos siempre) por un adverbio. Se suelen incluir en este grupo los siguientes tipos: causales, finales, concesivas, condicionales, comparativas y consecutivas.
Causales. Explican la causa de lo dicho en la oración principal. P ej.: Saqué el paraguas porque iba a llover.

Finales. Explican el objetivo o finalidad por el que se realiza una acción. P ej.: Estudié durante una semana para aprobar el examen. 

Concesivas. Incluyen una dificultad que no impiden el cumplimiento de lo dicho en una oración principal. P ej.: Aunque jugamos bien, perdimos el partido.

Condicionales. Incluyen una condición para que se cumpla lo dicho en la oración principal. P ej.: Si mañana hace sol, iremos a la playa.

Comparativas. Incluyen una comparación entre dos miembros. Come tan rápido como (come) su padre.

Consecutivas. La oración subordinada muestra una consecuencia de lo dicho en la oración principal. P. ej.: Perdimos el partido; por lo tanto, hemos sido eliminados del campeonato.
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1.1. Definición

La oración compuesta es un tipo de enunciado que se caracteriza por tener dos o más verbos o, para ser más precisos, por contener dos o más predicaciones. La definición y la clasificaciónd e la oración compuesta son objeto de discusión. Así, la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (GDLE) o la NGLE no incluyen este concepto. Sin embargo, en la Enseñanza Secundario y Bachillerato sigue empleándose y es muy útil para una correcta enseñanza de la gramática.

1.4. Los relativos sin antecedente expreso

En el primer apartado dijimos que los relativos cumplen una función anafórica, es decir, señalan y adoptan el significado de un elemento que ha aparecido con anterioridad, denominado “antecedente”. Sin embargo, puede suceder que los relativos no posean esa función anafórica, bien porque señalen a otros elementos que aparecen después, bien porque carezcan de antecedente expreso. Lo vemos a continuación.

1.4.1    Relativos con función catafórica

En ocasiones, los relativos no cumplen una función anafórica, sino catafórica. La catáfora es un procedimiento que se opone a la anáfora, ya que la catáfora consiste en remitir a otra unidad lingüística que aparecerá después, denominada “consecuente”. P ej.: Quien perdió su trabajo fue mi padre.  El consecuente de “quien” es “mi padre” y, por tanto, carece de antecedente. No hay problema para señalar su función sintáctica, ya que podemos sustituir el relativo por su consecuente
Mi padre perdió su trabajo. “Mi padre” = Sujeto; por tanto, “quien” = Sujeto

1.4.2.    Relativos sin antecedente expreso

El relativo puede no tener un antecedente expreso, es decir, que no esté fonética o gráficamente realizado, bien porque se pueda adivinar por el contexto lingüístico o extratextual (El que me gusta es el azul, refiriéndonos a un bañador) bien por tener un carácter generalizador (Quien canta su mal espanta / Donde no existen los derechos humanos tampoco existe la justicia) o desconocido (Quien haya hecho esto me lo pagará). Podemos distinguir las siguientes construcciones relativas:

1.4.2.1. Relativos libres o con antecedente incorporado
Carecen de antecedente expreso, pero incorporan rasgos semánticos (es decir, de significado) envueltos o incorporados en el relativo, de ahí que también se llamen relativos envueltos, con antecedente incorporado o implícito o relativos sin antecedente expreso. No pueden funcionar como tales los relativos compuestos (“el cual”, “el que”) y los relativos simples “que” y “cuyo”. El resto puede funcionar como relativos libres. 

El relativo “quien” incorpora el rasgo “+ persona”. Cuando carece de antecedente expreso, posee un carácter indefinido, que puede ser generalizador. Quien no vota, no se puede quejar. También puede tener un carácter indefinido que alude a alguien desconocido: Quien me haya engañado, lo pagará caro. En este caso se dice que el antecedente está incorporado (también envuelto o implícito), ya que este pronombre incluye el rasgo de persona, de manera que equivaldría a La persona que me haya engañado, lo pagará caro, o bien Aquella persona que no vote, no se puede quejar

En cuanto a los adverbios, suelen aparecer sin antecedente expreso. En los siguientes ejemplos, las oraciones (a) llevan antecedente expreso; las (b), no. 

Donde
a.    El colegio donde estudié ya está cerrado
b.    Lo encontramos donde menos nos lo esperábamos

Cuando
a.    Jesucristo subió a la montaña al mediodía, cuando el sol está en su cúspide.
b.    Lo hizo cuando pudo

Como
a.    La manera como me hablas no me gusta
b.    Se comporta como si fuese un ladrón

1.4.2.2. Relativos semilibres
Se denominan relativas semilibres a las construcciones encabezadas por un artículo determinado seguido del relativo “que”, como en el siguiente ejemplo: El que se aburra no tiene por qué estar aquí.  Sus características son muy parecidas a las de relativo con antecedente envuelto o incorporado. Estas construcciones pueden ser explicadas de dos maneras:

a.    Se supone una omisión del sustantivo del grupo nominal. P ej.: El ø que quiero tiene que tener las mangas verdes, pudiendo ser el elemento omitido un traje y se puede suponer con el contexto previo o extralingüístico. 

b.    El artículo adquiere propiedades pronominales.

1.3. Función sintáctica de los relativos

Para reconocer la función sintáctica que cumplen los relativos debemos comprobar cuál es la función que esos relativos cumplen en la oración de la que forman parte. Por ejemplo, en Mi padre, quien jamás ha mentido, está encarcelado por prevaricación. El relativo "quien" cumple una función sintáctica en la oración de relativo quien jamás ha mentido. El antecedente de “quien” es “mi padre”; por tanto, debemos comprobar qué función cumpliría “mi padre” en la oración de relativo: Mi padre jamás ha mentido. “Mi padre” es sujeto, por tanto, “quien” es sujeto. Otro ejemplo: El chico del que Jacinto se ha burlado está recibiendo ayuda psicológica. En esta ocasión, el relativo (“el que”) viene precedido de la preposición “de”, ya que el verbo de la oración subordinada (“burlarse”) rige esa preposición (burlarse de algo o alguien). La oración subordinada, si sustituimos el relativo por el antecedente y la reordenamos, quedaría como sigue: Jacinto se ha burlado del chico. “Del chico” es CRV; por consiguiente, “el que” será CRV.

1.2. Inventario y clasificación de los relativos

El paradigma de los relativos está compuesto por las siguientes unidades: que, quien, cual, cuyo, cuanto, donde, cuando y como. Coincide con el grupo de los interrogativos (salvo “cuyo") pero, a diferencia de ellos, son formas átonas (salvo cual) y ninguno lleva tilde.  A ellos se unirían los relativos compuestos el que y el cual, con sus respectivos femeninos, plurales y neutros (la cual, las cuales, lo cual, lo que, etc.). De hecho, "cual", en el castellano actual, solo se utiliza como relativo compuesto. Algunos autores incluyen entre los relativos las unidades mientras, conforme y según

Los relativos pueden ser pronombres o adverbios.

  • Son pronombres que, el que, quien, el cual, cuyo y cuanto. La forma cual, sin artículo, tiene hoy en día un uso arcaizante o literario. Cuyo va siempre acompañado de un sustantivo, de manera que funciona como determinante o adjetivo determinativo.

  • Son adverbios las formas donde, cuando y como. Algunos autores incluyen también mientras, conforme y según.  Las formas que, quien y cuanto, con su variante cuan, también pueden funcionar como adverbios.

1.1. Caracterización de los relativos

Se denominan “relativos” a una serie de elementos que cumplen las siguientes funciones:

1.    Cumplen una función anafórica; es decir, señalan a un elemento que ha aparecido anteriormente y cuyo significado asumen. P. ej.: El libro que leí ayer es precioso, el pronombre relativo “que” señala a un elemento que aparece con anterioridad (“el libro”), que es su antecedente. 

2.    Ejercen de nexo subordinador. Esto significa que, al igual que las conjunciones, tienen la capacidad de introducir una oración subordinada. La función de estas oraciones serán las propias de un sustantivo, un adjetivo, un adverbio o de un modificador oracional. Por esa razón, algunos autores como Alarcos o Porto Dapena consideran que ejercen una función traspositora, es decir, hacen funcionar estas oraciones como unidades inferiores a sí mismas (como sustantivos, adjetivos, adverbios o modificadores oracionales). En el ejemplo anterior, el pronombre “que” introduce la oración “leí ayer”. Dado que el relativo asume el significado del antecedente, equivaldría a la oración Ayer leí el libro. La oración funciona en este caso como un sintagma adjetivo especificativo que modifica al núcleo (“libro”).

3.    El relativo cumple una función sintáctica dentro de la oración que introduce. En el ejemplo anterior, “que” desempeñaría el oficio de CD.

2.3. Función sintáctica de los interrogativos


Hemos de tener en cuenta, como dice la NGLE, que estas partículas interrogativas funcionan como incógnitas. ¿Quién ha comprado las zanahorias?, donde quién hace referencia a un ser humano desconocido para el hablante. Para saber qué función cumple en la oración, tenemos varias posibilidades:


1.    En el caso de que la partícula interrogativa tenga flexión de número, podemos observar la concordancia para saber si funciona como sujeto. En el ejemplo anterior, si cambiamos el número de “quién” (“quiénes”), también varía el verbo; por tanto, funcionará como sujeto: ¿Quiénes han comprado las zanahorias? En cambio, en ¿A quién le has comprado las zanahorias?, si cambiamos el número del interrogativo no cambia el número del verbo, por lo que no puede ser sujeto ¿A quiénes les has comprado las zanahorias? Vemos, en cambio, que cambia el número del pronombre “le”; por tanto, será CI.

2.    En caso de que el método anterior no sea productivo, podemos pasar la oración a su forma enunciativa o, por decirlo de otra manera, responder a la pregunta. La función que cumpla el sintagma que desvela la incógnita del interrogativo será la que cumpla esa partícula en la oración interrogativa. P. ej.: ¿Qué has comprado? He comprado un coche. Como “un coche” es CD, “qué” en la interrogativa será también un CD. Lo mismo sucede en estos otros ejemplos.  ¿Dónde has comprado el balón? Lo he comprado en la tienda. “Dónde”=CCL.  ¿Cuál te gusta? Me gusta ese. “Cuál”= Sujeto.

3.    Lo mismo sucede con las interrogativas indirectas, si bien estas forman parte de la oración compuesta. P.ej.: No sé qué te has comprado. Me he comprado un bolígrafo. “qué” = CD.

2.2. Interrogativos en oraciones interrogativas directas e indirectas

2.2. Las interrogativas directas e indirectas
Se distinguen dos tipos de oraciones interrogativas: las directas y las indirectas. Las directas se caracterizan, desde un punto de vista fonético, por su especial entonación; desde un punto de vista la escritura, por ir enmarcadas entre signos de interrogación; desde un punto de vista de las funciones del lenguaje, desempeña la función apelativa, ya que su principal función consiste en inquirir una información a un receptor.
En cambio, las interrogativas indirectas carecen de la entonación típica de la pregunta y no van enmarcadas entre signos de interrogación. Solamente algunas de ellas remiten a una interrogativa directa, como en Pregúntale quién ha cometido el crimen. En otros casos, tal como dice la NGLE, “el término interrogativa indirecta no se toma, pues, en sentido literal, puesto que solo algunas de ellas reproducen el estilo directo […] Así pues, no se pregunta nada en la oración Todo depende de dónde esté el documento, pero se expresa en ella que algo está en función de la opción que resulte ser cierta” [RAE, NGLE: 829]. Las interrogativas indirectas son, en realidad, un tipo de oración subordinada en las que el pronombre o adverbio interrogativo se emplea como nexo introductor de la subordinada.


2.2. Las interrogativas totales o parciales
Tanto las interrogativas directas como las indirectas pueden ser totales o parciales. 
  • En las interrogativas totales se espera una respuesta de sí o no (¿Quieres una taza de té?) o bien una respuesta alternante (¿Vendrás hoy o mañana?). En cambio, en las interrogativas parciales se pregunta por un segmento desconocido, como en ¿Qué quieres hacer? Las parciales suelen venir encabezadas por las partículas interrogativas. ¿Quién se ha comido los macarrones? ¿Cuándo llegará Juan? 

  • Las interrogativas indirectas totales se introducen con la conjunción interrogativa “si”: No sé si vendrá Jacinto a la cena. Las parciales, con los pronombres, determinantes o adverbios interrogativos (No sé cuándo llegará Jacinto.,) o con los grupos sintácticos que estos forman (No sé a qué hora llegará Jacinto).

2.3. Características de los interrogativos
Como ya hemos visto, los interrogativos constituyen un paradigma o conjunto cerrado de palabras. Algunas poseen flexión de número (quién, quiénes), de género y número (cuánto/a/os/as, cúyo/a/os/as) o son inflexibles (qué, dónde, cuándo, cómo). Señalamos a continuación algunas de las similitudes y diferencias entre interrogativos y relativos (para un análisis más detellado, remitimos al capítulo 22 de la NGLE [2010]).

Comparten con los relativos las siguientes características :

1.    En las interrogativas indirectas, sirven de nexo introductor de oraciones subordinadas. Por ejemplo, en Ignoro cómo se ha roto el pie, el interrogativo “cómo” introduce la oración subordinada sustantiva en función de CD.
2.    Cumplen una función sintáctica dentro de la oración de la que forman parte. P. ej.: ¿Dónde te has comprado ese jersey? “Dónde” es un Complemento Circunstancial de Tiempo. En el caso de las indirectas, cumplen una función sintáctica en la subordinada P. ej., en No sé quién ha faltado a clase, “quién” es sujeto del verbo “faltar”, núcleo del predicado de la subordinada.
3.    Se pueden insertar en sintagmas o grupos preposicionales, como a qué, para quién, en cuál, por dónde, a cuánto, etc.   P. ej.: ¿De qué país proceden los turistas? 

Diferencias entre relativos e interrogativos:

1.    Carecen de antecedente. El relativo apunta a otro elemento, denominado antecedente. P. ej.: Tus padres, los cuales no se han dignado en dirigirme la palabra, ya se han ido. El relativo “los cuales” señalan y adoptan el valor de su antecedente, que sería “tus padres” en el ejemplo propuesto.
2.    Desde un punto de vista prosódico, son unidades tónicas. Los relativos, en cambio, son átonos, salvo “cuál”. Con todo, todos los interrogativos llevan acento gráfico, mientras que los relativos no.

2.1. Determinantes, pronombres y adverbios interrogativos


Las partículas interrogativas son qué, quién, cuál, cúyo, cuánto, dónde, cuándo y cómo. Todos son palabras tónicas y llevan acento gráfico en la escritura. Aunque los agrupemos bajo el nombre de interrogativos, en realidad son interrogativo-exclamativos. Su paradigma es idéntico al de los relativos.
Desde un punto de vista de la categoría gramatical a la que pertenecen, los podemos dividir en:

  • Pronombres y determinantes interrogativos.
    Son qué, quién, cuál, cuánto y cúyo.

    Los pronombres “qué” y “cuánto” funcionan como determinantes cuando acompañan al sustantivo (¿Qué coche te gusta más? / ¿Cuánto dinero le has pedido al banco?). Son pronombres cuando adquieren valores sustantivos (¿Qué quieres? / ¿Cuánto debes al banco?).

    "Quién" y "cuál" solo funcionan en el castellano actual como pronombres.
    ¿Quién es el dueño de la tienda?
    ¿Cuál es tu color favorito? En otras épocas del castellano, “cuál” podía funcionar como modificador del SN. P ej.: […] y con cuál género de hombres conversar y en cuál modo arreglar y gobernar su propia vida. [Ignacio de Luzán, Avisos de Isócrates a Demónicos, 1729; CORDE].

  • “Cúyo”, como interrogativo, no tiene vigencia en el castellano actual y en tiempos pasados se ha limitado a la lengua literaria, en oraciones copulativas con el verbo “ser”, como el siguiente ejemplo: ¿cúyo es el encantamiento que así os tiene amenguado [...]?. Francisco Navarro Villoslada, Doña Urraca de Castilla,1849; CORDE. Hoy usaríamos la fórmula “de quién”.

  • Adverbios interrogativos.

    Son dónde, cuándo y cómo. Señalan, respectivamente, un lugar, un tiempo y un modo.
    ¿Dónde está la tienda?
    ¿Cuándo se celebra el torneo de ajedrez?
    ¿Cómo habéis jugado hoy? 

    Pueden funcionar también como adverbios interrogativos o exclamativos "qué" y "cuánto" (en su variante “cuán”, poco utilizada). P. ej.:
    ¡Qué alto estás!
    ¡Cuán diferente te veo hoy!

3.12. El complemento agente y el Sujeto Paciente. La oración pasiva

a. Pasiva perifrástica

Generalmente, el sujeto es el agente de la oración, es decir, quien realiza la acción expresada por el verbo. Por ejemplo, en Los albañiles construyeron la casa, son los albañiles los agentes de la acción, es decir, quienes construyen la edificación. Sin embargo, existe una estructura, denominada pasiva, en que el agente de la acción se encuentra dentro del predicado mientras que el paciente (el CD) se convierte en sujeto. Para ello, El sujeto pasa a funcionar como Complemento Agente, el CD como Sujeto Paciente y el verbo se conjuga con el tiempo correspondiente del verbo “ser” más el participio de la oración activa. En caso de que el CD lleve la preposición “a”, esta se elimina. P. ej.:


Tanto en la oración activa como en la pasiva, los castores son los constructores y los diques son el elemento construido. Sin embargo, en la pasiva “los diques” funciona como sujeto paciente (“paciente” significa que sobre él recae la acción del verbo) y “los castores” como agente (de ahí que se llame “Complemento Agente”). En muchas ocasiones, el Complemento Agente se omite (Los diques han sido construidos). Este complemento, en el castellano actual, va siempre precedido de la preposición “por”. En español no es muy frecuente el uso de la pasiva perifrástica, aunque en las últimas décadas se ha incrementado su uso por influencia del inglés. En su lugar, se suele emplear más la pasiva refleja.

b. Pasiva refleja

La pasiva refleja es otro tipo de oración pasiva que se acerca a la impersonal con "se". En ella, el agente de la acción desaparece y deja como marca la partícula “se”, que funciona como “marca de pasiva refleja”. El paciente (que sería CD en una oración en activa) funciona como sujeto y, por tanto, concuerda en número y persona con el verbo. P. ej.: El Corte Inglés necesita trabajadores. En su paso a pasiva refleja se elimina el Sujeto, dejando como marca la partícula "se", y se hace concordar el CD de la oración activa con el verbo, convirtiéndose en Sujeto Paciente: Se necesitan trabajadores. Estas estructuras se suelen emplear cuando se desconoce el agente de la acción o cuando se prefiere ocultar. No hay que confundirlas con impersonales como Se ha detenido a los ladrones. En este caso, “a los ladrones” no puede ser sujeto, ya que no se produce la concordancia con el verbo y, además, va encabezado por una preposición. En estos casos, el “se” funciona como marca de impersonalidad. Aquí se explican los valores del "se".








3.11.3. Estrategias para reconocer el CC

No suele ser difícil reconocer el CC, salvo los casos fronterizos con otras funciones sintácticas. Algunos de ellos ya los hemos tratados en otros apartados. En el punto 2 enlazamos a las entradas correspondientes. 

1. Como regla general, y aunque hay casos dudosos, el CC no forma parte de la estructura argumental del predicado. Por lo tanto, se puede eliminar sin que por ello se vea afectada la gramaticalidad de la oración. P. ej. en He comprado este libro con mi dinerola eliminación del segmento subrayado no provoca la agramaticalidad de la oración (He comprado este libro). En consecuencia,  podemos pensar que estamos ante un CC. En cambio, si la elisión del complemento provoca agramaticalidad, no será un CC. P. ej. Reside en Madrid / *Reside.

2. Ya hemos visto en otros apartados que el complemento circunstancial se puede confundir con:

a. El CRV Ver los puntos 4 y 5 de Estrategias para reconocer el CRV.

b. El CPvo. Ver el punto 5 de Estrategias para reconocer el CPvo.

c. El CI. Ver el punto 1 de Estrategias para reconocer el CI. 

3.11.2. Clasificación del Complemento Circunstancial

Se distinguen distintos tipos de Complementos Circunstanciales dependiendo de la circunstancia que expresen. Recogemos aquí la lista incluida en la NGRAE, con alguna pequeña variación.

a) CC de Tiempo (CCT): Expresa tiempo. Vino a Barcelona la semana pasada. Generalmente se puede sustituir por un adverbio de tiempo como “entonces” o “ahora”. (Vino a Barcelona entonces).

b) CC de Lugar (CCL). Expresa un lugar, una ubicación. Compré un coche en Madrid. Normalmente se puede sustituir por un adverbio de lugar como “aquí” o “allí”. P. ej.: Compré un coche allí.

c) CC de Modo (CCM). Indica el modo o manera en que se realiza una acción. Se descalzó tranquilamente. Los adverbios terminados en “-mente” suelen funcionan (aunque no siempre) como CCM. Por lo general, se pueden sustituir por “así” (Se descalzó así), o expresiones del tipo “de este/ese modo”, “de esta/esa manera”.

d) CC de Finalidad (CCFinalidad). Indica el objetivo, intención o finalidad con que se realiza una acción. Se presentó en el Ayuntamiento para la firma del contrato. Generalmente, suelen ir precedidos de la preposición “para”.

e) CC de Compañía: (CCCompañía). Señala con quién se realiza la acción. P. ej. Fui al restaurante con mis amigos. Los pronombres personales tónicos conmigo, contigo, consigo suelen funcionar como CCCompañía.

f) CC de Causa (CCCausa): Señala la causa por la que se realiza una acción. Generalmente, viene introducido por la preposición “por”. P. ej.: Le premiaron por sus buenos resultados.

g) CC de Instrumento: Indica la herramienta o el instrumento con que se realiza una acción. Cortó el pan con un cuchillo.

h) CC de Materia (CCMateria): Indica la materia o sustancia que se emplea en la acción designada por el verbo. Hizo su casa con cañas y barro.

i) CC de Medio (CCMedio): Señala el medio que se utiliza para obtener un fin. Me envió sus datos por Internet. Los CC de Instrumento, Medio y Materia están muy vinculados entre sí. P. ej. Hizo el pollo con tomillo podría ser considerado CCInstrumento o CCMateria. En caso de duda, pondremos CCInstrumento.

j) De provecho o beneficio. Designa a la persona que se ve beneficiada o favorecida por algo, o bien a la que se destina algo Compró el anillo para ella. No debe confundirse con el CI, como veremos en el apartado 3.11.3.

k) CC de Cantidad. Indica una cantidad. Viajo mucho.


3.11.1. Definición del Complemento Circunstancial

Se suele considerar que el Complemento Circusntancial (CC) es un complemento no exigido por el verbo y, por lo tanto, se puede eliminar sin que la estructura oracional se vea dañada. P. ej. En Esta mañana he hecho los deberes podemos eliminar “esta mañana”. Con ello suprimimos información, pero la oración continúa siendo gramatical y mantiene su sentido. En cambio, si eliminamos el CD *Esta mañana he hecho la oración deja de ser gramatical. Por lo tanto, según se dejó dicho en un apartado anterior, el Complemento Circunstancial será un “adjunto”.

Este complemento es utilizado para añadir información sobre las circunstancias en que se desarrolla la acción expresada por el verbo. Así, esas circunstancias pueden ser temporales (Ayer compré tomates); espaciales (Ayer compré tomates en la tienda de la esquina); de modo (Juan me saludó cortésmente); de compañía (Cenó pescado con sus amigos), etc. Más tarde repasaremos la lista de los distintos tipos de Complementos Circunstanciales.

La función de Complemento Circunstancial es desempeñada típicamente por adverbios o grupos adverbiales. P. ej.: Mañana comeré macarrones; “Mañana” es un adverbio de tiempo y desempeña la función de Complemento Circunstancial de Tiempo; asimismo, el grupo adverbial “encima de la mesa” funciona como Complemento Circunstancial de Lugar en He dejado la cartera encima de la mesa. Además del adverbio, el CC puede ser también:

a) Un sintagma nominal: Este martes he comido macarrones

b) Un Sintagma Preposicional: He comido macarrones en un restaurante

c) Una oración subordinada: Iré a casa cuando sean las ocho.

Como hay distintas clases de complementos circunstanciales que hacen referencia a distintas circunstancias (lugar, tiempo, modo, cantidad, etc.), varios de ellos pueden modificar a un mismo núcleo verbal, hecho que no ocurre con el resto de funciones sintácticas. P. ej. Comí ayer (CC de Tiempo) en el restaurante (CC de Lugar) con mis amigos (CC de Compañía)



3.10.2. Estrategias para reconocer un CPvo

1. El CPvo. aparece en oraciones de Predicado Verbal. Juan llegó cansado. En oraciones de Predicado Nominal será un Atributo. Juan parece cansado (Atr).

2. Concuerda en género y número con el sujeto, y en número con el verbo. Esto sucede cuando el CPvo es un adjetivo. En caso de ser un adverbio o un S. Prep. la concordancia no será posible. Mis tíos trabajan de portero. 

3. Puede venir cuantificado por un adverbio. El niño durmió muy tranquilo.

4. A diferencia del atributo, no es incompatible con el CD. En los siguientes ejemplos, los segmentos subrayados son CPvo; los segmentos resaltados son CD; en negrita indico la concordancia entre el sujeto, el verbo y el CPvo.

Ella miraba distraída las hojas de los árbolesElla las miraba distraída

Ellas las miraban distraídas / Ellas las miraban así.

5. El CPvo es frecuentemente un adjetivo, y por lo general se puede sustituir por el adverbio de modo “así” o expresiones como “de este modo”, “de esta manera”. El niño durmió tranquilo/ El niño durmió así. Aunque el CPvo sea una variedad del atributo, no se puede sustituir por el pronombre “lo”.

Que el CPvo muchas veces se puede sustituir por “así”, “de este modo”, “de esta manera” nos da una idea de la cercanía entre este complemento y el CCModo, que puede ser sustituido por las mismas unidades. De hecho, fijémonos en el parecido entre un CPvo como Juan durmió tranquilo y un CCModo como Juan durmió tranquilamente. Entre ambos existe una diferencia: en la primera oración, “tranquilo” afecta tanto al sujeto como al verbo; en la segunda, el adverbio modifica únicamente al verbo. Sin embargo, en la práctica no será siempre fácil distinguir esta sutileza, por lo tanto, en los análisis gramaticales, cuando tengamos sentencias de este tipo, si aparece un adjetivo lo señalaremos como CPvo, y si aparece un adverbio, como CCModo.

3.10.1. Definición de Complemento Predicativo


El Complemento Predicativo (CPvo) constituye una variante del atributo. De hecho, podríamos definir el CPvo como el atributo de las oraciones de predicado verbal. Modifica a la vez al sujeto de la oración y al verbo que funciona como núcleo del predicado verbal. Al igual que el atributo, concuerda en género y número con el sujeto, y en número con el verbo. P. ej. Él llegó cansado / Ellos llegaron cansados. Suelen señalar circunstancias accidentales. Compárese, por ejemplo, la diferencia entre Juana es distraída (Atr) y Juana camina distraída (CPvo). 

Aunque no se considera un complemento argumental, dependiendo del predicado puede ser requerido por el verbo. 

En principio, la clase de palabra predilecta que puede cumplir esta función es el adjetivo, como podemos comprobar en los ejemplos anteriores. Pero este oficio también lo pueden desempeñar otro tipo de palabras o sintagmas. Destacamos:

1. Un adverbio. El Cpvo se puede sustituir por adverbios o locuciones adverbiales de modo como "así", "de ese modo", "de esa manera". P. ej. Ellos llegaron así / Juana camina de esa manera

2. Un sintagma preposicional. Generalmente se emplea la preposición "de", si bien son posibles también "con" o "sin". Mi padre trabaja de albañil / Ustedes pecan de ingenuosHoy vengo de mal humor. La conjunción "como" se asimila a las preposiciones cuando se usa con el significado de "en calidad de" o "en tanto que", y pueden introducir un CPvo. Trabaja como ayudante.

3. Un gerundio. Te imaginaba viajando. 

Además de modificar al sujeto, también puede modificar a otros complementos, especialmente al CD, P. ej. Llevaba roto el traje. En este caso, concuerda en género y número con el núcleo del sintagma que funciona como CD,  

3.9.3. Otros complementos argumentales

Hay complementos argumentales (es decir, exigidos por el significado del verbo) que no son ni CD ni CRV. En los estudios gramaticales modernos han recibido distintos nombres como suplementos inherentes, pseudocircunstanciales o complementos adverbiales. Nosotros distinguimos los siguientes :

a. Complemento argumental locativo. Son complementos que indican un lugar y, por consiguiente, se pueden sustituir por adverbios o locuciones adverbiales de lugar como “aquí”, “allí”, “en ese lugar”, etc. Se utilizan con verbos que indican ubicación, trayectoria o movimiento, etc. P. ej.: Habita en Cáceres, Viaja a Portugal, Viene de la escuela. La denominación de Complemento argumental locativo viene recogida, entre otras obras, en la Nueva Gramática de la Lengua Española.

b. Complemento adverbial. En ocasiones, los argumentos son adverbios de modo, como bien, mal, elegantemente, etc. Por ejemplo, Juan viste elegantemente / El asunto se presenta mal / El niño se porta bien.  Como se observa, no se puede elidir el adverbio sin que la oración quede truncada. *Juan viste / *El asunto se presenta /*El niño se porta. No responden a las pautas del CRV ni del Complemento argumental locativo. Lo denominamos simplemente complemento adverbial. 

c. Suplemento indirecto. Normalmente, el CRV es incompatible con el CD; sin embargo, hay construcciones en que aparecen ambos complementos, como en Confunde el oxígeno con el hidrógeno o Privó al acusado de libertad.  El complemento subrayado es también argumental. 

d. Suplemento atributivo. Son construcciones preposicionales cuyo término es un adjetivo, como en Presume de guapa o Alardea de listo (en realidad, en estas oraciones se supone la elisión del verbo “ser”). También se sustituyen por pronombres tónicos.

e. Suplemento atributivo indirecto. Sería una mezcla de los dos anteriores. En estos casos, el suplemento indirecto concuerda en género y número con el CD, como en Os tenéis por inteligentes (“Os” sería CD). 

La mayoría de los ejemplos de esta sección están copiados directamente o son una variación de El complemento (de régimen) preposicional, Santiago Guervós. Arcolibros. Madrid. 2007.

3.9.2. Estrategias para reconocer el CRV


1. Siempre va precedido de preposición. En consecuencia, será siempre un S. Prep. Dependo de tu dinero para sobrevivir.

2. Por lo general, los verbos pronominales como “arrepentirse”, “jactarse” o “referirse” se construyen con CRV. Se arrepintió de sus errores; Se jactó de la victoria ante los rivales.

3. Los CRV se pueden sustituir por un pronombre tónico como él, ella, ello, eso. Depende de eso para sobrevivir. En estos casos se mantiene la preposición.

4. Cuando en la sustitución se elimina la preposición que introduce el verbo, podemos pensar que no estamos ante un CRV. Esta situación puede ser bastante problemática. P. ej. Pensemos en una oración como Reside en Miajadas. En este ejemplo, el segmento subrayado (un locativo) es argumental, ya que un verbo como "residir" necesita de un locativo para poder formar su predicado. Sin embargo, podemos sustituirlo por el adverbio "allí" y se elimina la preposición. Reside allí. Ante esto se han propuesto varias soluciones que podemos dividir en 2 grupos: 

a. Aquellos que opinan que no se trata de CRV. Sería en todo caso un complemento argumental que ha recibido varias denominaciones como Complemento AdverbialComplemento Pseudocircunstancial o  Complemento argumental locativo

b. Gutiérrez Ordóñez sostiene que sí son CRV. La elisión de la preposición "a" se debe a que ya viene incluida en los rasgos semánticos de "allí". En cambio, con un verbo como "proceder" la preposición no se elide (Procede de Villamesías / Procede de allí), ya que "allí" no incluye esta preposición entre sus rasgos. 


5. El CRV se confunde en muchas ocasiones con CC. En la teoría, la diferencia radica en que el CRV forma parte de la estructura argumental del verbo (es un argumento) y el CC no (es un adjunto). Así, una oración como Pienso en el tren puede ser interpretada de dos maneras, dependiendo si “en el tren” se considera argumento o adjunto. En el primer caso, como CRV,  ”el tren” es el objeto en el que piensa un sujeto; por decirlo de otra manera, el sujeto se imagina un tren. En el segundo caso, como CC, el tren es el lugar físico en el que piensa el sujeto. Es decir, el sujeto está en un tren y allí reflexiona. Como CRV podría ser sustituido por “eso” o “ello”, y en el segundo caso por los adverbios “allí/aquí”. Pienso en eso (CRV); Pienso allí (CCL).

3.9.1. Definición de CRV

En nuestra tradición gramatical, el CC era un cajón de sastre donde se incluía todo aquello que no era CD, CI o cualquier otra función reconocible. Sin embargo, en 1968 Emilio Alarcos propuso este complemento cuyos límites con el CC pueden ser problemáticos. 

Desde un punto de vista semántico. el CRV es parecido al CD. Ambos son complementos necesarios que delimitan, restringen o completan lo expresado por el verbo. Se diferencian, en cambio, en que el CD no lleva preposición (salvo la excepción ya señalada) y el CRV siempre lleva una preposición. De hecho, será el propio verbo el que exija la preposición. P. ej. El verbo “confiar”, en su acepción de "tener confianza en alguien o algo", exige el uso de la preposición “en”: Confía en su inteligencia. El S. Prep. “en su inteligencia” será el C.R.V.

Por otra parte, que lleve preposición nos puede llevar a confundirlo con los CC.

El CRV se diferencia del CD en:

1. Siempre lleva preposición. Recordemos que el CD solo lleva preposición en los denominados CD de persona.

2. No se puede sustituir por los pronombres personales lo, la, los, las. Se puede sustituir por un pronombre tónico como él/ella o eso/ello. P. ej. Hablo de Juan / Hablo de él; Confío en sus posibilidades; confío en ello. 

3. A diferencia del CD, no permite la transformación a pasiva. P. ej., es incorrecta la oración *Juan es hablado por mí o *Sus posibilidades son confiadas por mí.

4. Hay verbos que se pueden usar tanto con CD como con CRV. P. ej. Hablo español (CD); Hablo en español (CRV). Cuando esto ocurre, se suelen apreciar diferencias semánticas en el uso de una u otra función. Otro ejemplo que copio del DPD: La novela ganadora trata el tema de los hogares de reeducación / La novela trata de este asunto desde muchos ángulos.

3.8.2. Estrategias para reconocer el CI


Existen diversas estrategias para reconocer un CI. Enumeramos las siguientes:

1. El CI siempre va siempre precedido de la preposición “a”, salvo cuando se sustituye por los pronombres personales átonos le/les. P. ej: .Juan le ha comprado un regalo a Laura / Juan le ha comprado un regalo
Ya dijimos que muchas veces el CI aparece duplicado. Antiguamente, sintagmas encabezados por la preposición "para" también se interpretaban como CI, como sucede por ejemplo en He comprado estas rosas para Laura. Sin embargo, actualmente existe la tendencia a considerar que estos sintagmas encabezados por “para” funcionan como CC (de finalidad o de beneficio). Esa es la opinión, por ejemplo, de la NGRAE. Por lo tanto, cuando veamos un sintagma preposicional encabezado por la preposición “a” podemos pensar que es un CI. Existen varias razones para pensar que los sintagmas encabezados por “para” no funcionan como CI. En primer lugar, no permiten la duplicación del CI: Le he comprado unas flores a Laura; *Le he comprado unas flores para Laura. En segundo lugar, es compatible un CI con “a” con otro con “para”. P. ej. La Reina entregó al presidente de la Cruz Roja un donativo para los presos de guerra.;  el segundo segmento subrayado no puede ser CI, ya que en un predicado sólo puede haber un objeto indirecto (aunque aparezca duplicado).

2. El CI se puede sustituir por los pronombres le/les. P ej. Juan ofreció vino a sus amigos / Juan les ofreció vino. Recordemos que la duplicación del CI es muy habitual (y a veces obligatoria) en español. Le he regalado a Yolanda un vestido precioso

3. En caso de que nos encontremos en una oración con un CD y un CI y ambos se sustituyan por pronombres personales átonos, el CD se sustituirá por lo /la /los /las, y el CI por el pronombre se. P. ej. Le he comprado un regalo a JuanSe lo he comprado. (“Se”=CI; “lo”=CD). 

4. A diferencia del CD, el CI no es incompatible con el atributo. P. ej.: Tu situación  le es indiferente 

5. A veces se confunde el referente del CI con el del sujeto y se crean concordancias erróneas. P. ej.: *Le regalé a mis padres una botella de vino. En esta aoración la concordancia es errónea, ya que se hace concordar el número del pronombre "le" con un sujeto el sujeto (Yo) y no con el CI (a mis padres). La forma correcta es Les regalé una botella de vino a mis padres. El error se aprecia mejor si elidimos el S. Prep. Les regalé una botella de vino. 

Para los casos de difícil diferenciación del CD, consultar el punto dedicado a las Estrategias para reconocer un CD

3.8.1. Definición del CI


Tradicionalmente, se define el CI como aquel que recibe indirectamente la acción del verbo. Semánticamente se caracteriza como el beneficiario o destinatario de la acción verbal. Por ejemplo: en Le he dado cinco euros a Juan, "a Juan” es el beneficiario de la acción y, por lo tanto, el CI. Que sea el beneficiario o el perjudicado de la acción verbal explica que en la mayoría de ocasiones el CI sea una persona o ser vivo. No obstante, podemos encontrarnos casos de CI que designen cosas. P. ej. Eché agua a la sopa.

Hay que entender bien el concepto de “recibir indirectamente la acción del verbo”, definición que ha sido objeto de algún que otro chiste. P. ej., en una oración como Le han dado una paliza a Juan, "Juan" no recibe la paliza indirectamente, sino muy directamente. El adverbio indirectamente se emplea en un sentido gramatical; es decir, el CI actúa en el predicado sobre el conjunto formado por el verbo y el CD. En Le ha comprado un balón a Juan, el CI (“A Juan”) actúa sobre el verbo una vez que este ha sido completado por el CD. Por lo tanto, el CI no presenta el mismo grado de intimidad con el verbo que el CD.

Resulta polémico si el CI es o no un complemento argumental. En todo caso, su carácter argumental dependerá de cada predicado. Con algunos verbos, como sucede con los de transferencia (regalar, enviar, mandar, etc.), el CI suele ser argumental, es decir, requerido por el verbo. P. ej. Le envié flores a mi sobrina. Con otros no es necesariamente argumenatal, P. ej.: "comprar". He comprado el libro en la librería (sin CI) o Le he comprado el libro al librero (con CI).

El CI se puede sustituir por los pronombres personales átonos le/les. Pidió permiso al profesor / Le pidió permiso. No obstante, en español es frecuente y en muchas ocasiones obligatorio la duplicación del CI, esto es, que aparezca el CI en forma de pronombre le/les y de un S. Prep. encabezado por la preposición "a". P. ej. Le pidió permiso al profesor. De hecho, en muchas oraciones, aun siendo posible la elisión del pronombre, resulta más natural la construcción doblada o duplicada. Le dio unas rosas a su madre / Dio unas rosas a su madre. La elisión del S. Prep. no acarrea problemas de agramaticalidad. Le dio unas rosas. Proponemos otros ejemplos:

Le mandé una carta a tu madre / Le envié una carta.
Le di la carta a Antonio*Di la carta a Antonio
Le pidió permiso al profesor / Pidió permiso al profesor

Cuando el CD se presenta en forma pronominal (lo/la/los/las), el CI se sustituye por "se". Se la mandé / Se la di / Se lo pidió. En estos casos también se aceptan las construcciones duplicadas, tanto de CI como de CD. La carta se la di a Antonio.


3.7.2. Estrategias para reconocer el Complemento Directo


El reconocimiento de un complemento directo puede ser una labor compleja, especialmente cuando designe una persona o cosa personificada o cuando aparezca en forma de pronombre átono (me, te, se, etc.). En ambos casos, puede ser difícil distinguirlo del CI. Exponemos a continuación una serie de estrategias que nos pueden ayudar a reconocer el CD.

1. El CD es incompatible con el atributo. En consecuencia, si nos encontramos con una oración de Predicado Nominal (del tipo Juan es muy listo), sabemos que en ella no puede haber CD. Esta regla no tiene excepciones, la única que no es problemática.

2. El CD se puede sustituir por los pronombres átonos lo/ la/ los/ las. He comprado un balón / Lo he comprado;  He comprado dos pelotas / Las he comprado. A diferencia del Atributo, el pronombre concuerda en género y número con el CD al que sustituye.

3. El CD no lleva preposición. En He comprado un balón podemos intuir que “un balón” puede ser CD. porque no lleva preposición. En cambio, en He entrenado con un balón, el sintagma “con un balón” va encabezado por una preposición y, por lo tanto, no puede ser CD.  De esta regla se exceptúan los denominados CD de persona, esto es, aquellos que tienen como referente una persona, animal o cosa personificada. P. ej. He visto a Yolanda.

4. Las oraciones que llevan CD pueden transformarse en oraciones pasivas. En estos casos, el CD pasará a ser "Sujeto Paciente", y el Sujeto funcionará en la pasiva como "Complemento Agente" (C. Ag.). Una oración como Los castores construyeron los diques, se transformaría a pasiva de la siguiente forma:


Esta prueba es problemática al menos por dos razones. En primer lugar, porque la transformación a pasiva no siempre es posible. Por ejemplo, los verbos de medida se resisten a esta transformación. Mi hija pesa 20 kilos / *20 kilos son pesados por mi hija. Lo mismo sucede con otros verbos como "tener". Tengo tres coches / *Tres coches son tenidos por mi. En segundo lugar, aun aceptando la transformación a pasiva, en muchos casos resulta poco o muy poco  natural y podemos dudar de si las oraciones resultantes son o no gramaticales. Compara estos ejemplos:

1. Te vi en el supermercado / Tú fuiste visto por mí en el supermercado. 
2. Vieron a María en el supermercado / María fue vista en el supermercado. 

Como se puede observar, la transformación a pasiva en (1) resulta mucho más extraña que en (2) a pesar de emplear el mismo verbo ("ver") y el mismo tiempo verbal (pretérito perfecto simple). Además, en las oraciones pasivas el Complemento Agente no es argumental y puede suprimirse. Así, mientras que "los castores" es un argumento en la oración activa, como C. Ag. es adjunto, de tal manera que Los diques fueron construidos es perfectamente gramatical. De hecho, las estructuras pasivas se emplean frecuentemente  para enmascarar el agente.

5. El CD se puede duplicar en determinados contextos, es decir, aparece tanto en su forma nominal como pronominal. P. ej. A Antonio lo he visto en el partido. El CI se puede duplicar con mayor facilidad; de hecho, en bastantes ocasiones la duplicación es obligatoria. P. ej. Le he regalado un anillo a mi madre.

Una de las formas de comprobar si un sintagma es CD o CI consiste en anteponerlo al verbo y probar si resiste la duplicación. P. ej.: 

(1) El profesor ha suspendido a Antonio
(2) A Antonio lo ha suspendido el profesor
(3) ¿? A Antonio le ha suspendido el profesor
(4) *Le ha suspendido a Antonio su profesor.

Observamos que la oración (2) es plausible. Sin embargo, nos puede quedar la duda de si (3) es también plausible. En ese caso, ordenamos la oración de manera habitual (es decir, con el pronombre "le" delante del verbo y el CI detrás del verbo), y comprobaremos que la oración (4) no es admisible. Pongamos otro ejemplo con el verbo "pegar" en su acepción de "golpear a alguien".

(1)  Antonio ha pegado a Juan
(2) *A Juan lo ha pegado Antonio
(3)  A Juan le ha pegado Antonio
(4)  Antonio le ha pegado a Juan

En esta ocasión, la oración (2) resulta anómala, nos suena rara, Con todo, estamos seguros de que se trata de un CI en la oración (4), que es perfectamente gramatical. En realidad, la transformación (3) nos la podemos ahorrar.

6. Las oraciones reflexivas y recíprocas.En las oraciones reflexivas el sujeto es agente de una acción que recae sobre él mismo. P. ej.: Yolanda se lava. En las oraciones recíprocas, el sujeto es plural y la acción recae sobre ambos. Jacinto y Yolanda se besan. El "se" en estas oraciones puede funcionar como CD o como CI.

Funcionará como CD cuando no exista otro CD. Si nos fijamos en los anteriores ejemplos, ambas oraciones se podrían traducir como: Yolanda lava a Yolanda, o bien Jacinto besa a Yolanda y Yolanda besa a Jacinto. En estos casos, el segmento subrayado funciona como CD.

En cambio, si existe un CD en la oración, el pronombre "se" será CI. P.ej. Yolanda se lava las manos; Jacinto y Yolanda se besan los labios. En ambos casos podemos sustituir los sintagmas subrayados por los pronombres del CD. Yolanda se las lava, Jacinto y Yolanda se los besanAquí se explican los valores del "se".

3.7.1. Definición y caracterización del CD

1. Definición y caracterización del CD
Tradicionalmente, desde un punto de vista semántico, se define el C.D. como aquel sintagma que recibe directamente la acción del verbo. Es un complemento que completa, delimita, restringe o especifica el significado del verbo. P. ej. El Diccionario de la RAE define el verbo “comprar” como “obtener algo con dinero”. El objeto que compramos (p. ej. un televisor) sería el que recibe la acción directa del verbo, y el complemento necesario para completar su significado. 

No todos los verbos necesitan un C.D. P. ej. El verbo "ladrar" es definido por el diccionario de la RAE como “dar ladridos”; es decir, en el significado del verbo ladrar ya se incluye el objeto del verbo, que sería ladrido. Para que el verbo ladrar pudiese tener un C.D., deberíamos construir  una oración redundante como “El perro ladró ladridos”. Por lo tanto, no necesitamos el CD para completar su significado y su inclusión podría provocar oraciones anómalas o agramaticales.

Por la razón antes expresada, se ha dicho que los verbos que requieren complemento directo poseen un significado más específico o especializado que aquellos que no lo requieren. De hecho, algunos verbos de significado muy amplio pueden ser formulados a través de otro verbo con un significado más específico. P. ej. Dar un bofetón=abofetear; derramar lágrimas=llorar. Sin embargo, no siempre es así. P. ej. "acudir" y "frecuentar" tienen una amplitud significativa parecida. Sin embargo, acudir no lleva CD (Juan acudió al evento) mientras que frecuentar sí lo lleva (Juan frecuentaba aquel bar).  
Tradicionalmente, a los verbos que llevan CD se les denomina “transitivos”, y a los que carecen del mismo se les llama “intransitivos”. No obstante, hoy se prefiere hablar de oraciones transitivas e intransitivas, ya que la mayoría de los verbos pueden, dependiendo del contexto, ser transitivos o intransitivos. Por ejemplo, el verbo “comer” es transitivo si digo “He comido macarrones”. Es intransitivo si digo “Hoy no he comido”. En este segundo caso no requiere un CD porque no se pretende especificar qué se ha comido, sin el mismo acto de comer. Por lo tanto, en el significado del verbo ya se incluiría el objeto “No he comido comida”. No obstante, en muchos estudios gramaticales se afirma que en este tipo de construcciones existe un CD implícito.


Lo mismo sucede con los intransitivos. El verbo “llorar” es intransitivo en oraciones como “Lloraba en la cama”. Pero puede llegar a ser transitivo en expresiones como “Lloraba lágrimas de dolor”. Con todo, hay verbos como “hacer” o “dar” donde es muy difícil encontrar un contexto en que carezcan de CD, aunque puede suceder con ciertas acepciones. P. ej. Las ventanas dan a la calle.




3.6.2. Oraciones pseudocopulativas


1. Definición
Entre las oraciones copulativas o de predicado nominal y las predicativas o de predicado verbal existen otras intermedias denominadas pseudocopulativas. En ellas, se produce una desemantización parcial del verbo (es decir, pierde gran parte de su significado), en favor del atributo. Son verbos como ponerse, quedarse, volverse o andar en usos no predicativos. Véase la diferencia entre las siguientes oraciones:

                        Uso predicativo       Uso pseudocopulativo
Volverse      Jacinto se volvió a Cáceres        Jacinto se volvió loco
Quedarse    Yolanda se quedó en Cáceres Yolanda se quedó embarazada
Andar    Yolanda anda dos horas al día Yolanda anda despistada

2. Semejanzas entre los verbos copulativos y los pseudocopulativos

a. La pérdida del significado léxico
Los verbos ser y estar pierden su significado léxico de existencia o suceso o bien de ubicación espacio temporal en favor del atributo, favoreciendo así su uso como nexo. De manera similar, los en los verbos pseudocopulativos acaece una pérdida de significado léxico, tal y como hemos apreciado en los ejemplos del punto anterior. No obstante, la pérdida de significado léxico en los copulativos es mayor que en los pseudocopulativos, razón por la cual algunos autores consideran que “parecer” no es un verbo copulativo, sino pseudocopulativo.

b. Obligatoriedad del atributo
El complemento de los verbos pseudocopulativos es, al igual que en los copulativos, un atributo. Por tanto, en Jacinto se volvió loco, “loco” es un SAdj en función de atributo. Tanto en las oraciones copulativas como en las pseudocopulativas el atributo es necesario para que la oración sea gramatical. Puede suceder, no obstante, que la eliminación del atributo no provoque la agramaticalidad de la oración, pero sí que el verbo pase de ser pseudocopulativo a predicativo. P. ej.: Juan anda atolondrado  / Juan anda. Ambas oraciones son gramaticales, pero en la segunda el verbo “andar” pierde su carácter pseudocopulativo y se convierte en un verbo predicativo. 

c. La carga semántica recae en el atributo
Al igual que en las oraciones copulativas, en las pseudocopulativas la carga semántica del predicado recae en el atributo. Es este, y no el verbo, quien selecciona al sujeto. Obsérvese la diferencia entre las siguientes oraciones:

Jacinto se quedó despistado / *El día se quedó despistado 
*Jacinto se quedó soleado / El día se quedó soleado

Como se puede observar, el carácter animado o inanimado del sujeto es lo que permite la utilización de uno u otro atributo; no es, por tanto, el verbo el que selecciona el complemento. Esto lleva a concluir que el atributo, a pesar de ser necesario para garantizar la gramaticalidad de la oración, no es un complemento argumental del verbo, ya que es aquel y no el verbo el que selecciona los argumentos.  Recordemos que en las oraciones de predicado nominal el núcleo semántico recae sobre el atributo, aunque el núcleo sintáctico del predicado sea el verbo. 

3. Diferencias entre oraciones copulativas y pseudocopulativas

a. La pronominalización del atributo
En las oraciones copulativas, el atributo se puede sustituir por el pronombre átono invariable “lo”. P. ej.: Juan es muy alto / Juan lo es. En cambio, en las oraciones pseudocopulativas esta conmutación no es posible. Jacinto se volvió loco / *Jacinto se lo volvió. Por esta razón muchos lingüistas incluyen el verbo parecer como verbo copulativo. Yolanda parece distraída / Yolanda lo parece. 

b. La carga semántica
Los verbos pseudocopulativos poseen una mayor carga semántica que los verbos copulativos. Así, el verbo “volverse” mantiene aspectos significativos de movimiento, convertidos en transformación, de los que carecen los verbos “ser” y “estar”. No obstante, hay autores que consideran que el verbo “estar” mantiene algunos de esos rasgos significativos, de manera que sostienen que el único verbo copulativo puro es “ser”. 

Estas líneas están extraídas, en su mayoría, de Los verbos pseudo-copulativos del español. Yoko Morimoto y María Victoria Pavón Lucero. Arcolibros. Madrid. 2007. 

3.6. El atributo

1. Definición de atributo
El atributo es un Complemento del Verbo que se encuentra en las oraciones de Predicado Nominal. Estas oraciones se forman con los verbos ser, estar y parecer. Estos verbos no tienen un significado pleno, sino que funcionan como cópula o unión entre el sujeto y un complemento que forma parte del predicado llamado atributo. Aunque el núcleo sintáctico del predicado es el verbo, al carecer de significado léxico algunos autores interpretan que el predicado semántico (es decir, lo que se dice del sujeto) recae en el atributo.

Estos verbos se denominan “copulativos”. P. ej: Juan es listo; Ellos parecen distraídos; Ana está loca La función de atributo puede ser desempeñada por:
  • Un SN (Juan es médico)
  • Un S. Adj. (El asunto está muy claro)
  • Un S. Adv. (El acuerdo no me parece mal)
  • Un S. Prep. (El vino es de La Rioja)
  • Una oración subordinada. (Mi intención es que aprendáis la lección).
2. Estrategias para reconocer un atributo
 a. El atributo aparece siempre en oraciones de predicado nominal. Por lo tanto, no lo encontraremos en oraciones de Predicado Verbal. 

b. El atributo es absolutamente incompatible con el Complemento Directo.

c. El atributo concordará en género y número con el sujeto, y en número con el verbo. P.ej: Él es listo; Ellas son listas

d. El atributo se puede sustituir por el pronombre átono invariable “lo”. Que sea invariable significa que no concordará en género ni número con el núcleo del sintagma que funciona como atributo y al que sustituye.” Él es listo / Él lo es”; “Ellas son listas / Ellas lo son” (y no “Ellas las son”).

3. Problemas para reconocer el atributo
En oraciones como Juan es un majadero no tendremos dificultad para reconocer el Atributo. Sin embargo, otros casos pueden resultar más problemáticos.

a. Los verbos ser, estar y parecer (sobre todo “estar”) pueden funcionar como verbos predicativos, es decir, no copulativos. En estos casos, poseen un significado pleno. Sucede especialmente con el verbo "estar". Se dice que "estar" funciona como verbo copulativo cuando designa estados (anímicos, mentales o físicos). P ej.: Juan está loco; Juan está cansado. En cambio, funciona como verbo predicativo (es decir, con significado pleno) cuando tiene un uso locativo, esto es, cuando expresa un significado de permanencia o ubicación. P. ej.: Juan estuvo en Madrid. Tradicionalmente, este complemento se ha interpretado como un CC; sin embargo, debido a que es argumental (es decir, no se puede omitir sin provocar la agramaticalidad o incorrección de la oración), hoy se interpreta como un Complemento Adverbial, Complemento Argumental Locativo o como un Complemento Pseudocircunstancial. 

b. El atributo concuerda en género y número con el sujeto siempre y cuando el atributo tenga flexión de género y número. Un adverbio, por ejemplo, es una palabra invariable, de tal manera que no puede concordar con el sujeto (Él es así / Ellos son así). Lo mismo sucede con el S. Prep. (Juana es de Burgos); o con nombres, pronombres o adjetivos que carezcan de flexión de género, de número o de ambas.

c. En ocasiones, existen muchas dificultades para discernir qué sintagma funciona como sujeto y cuál como atributo. En estos casos, el orden de los elementos suele ser un factor determinante. El caos es el desastre / El desastre es el caos.